miércoles, 24 de febrero de 2016

La OTAN va por Colombia

Por: José Ricardo



El 4 De abril de 1949 se constituyó el pacto de la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Alianza militar creada específicamente para hacer frente a la Unión Soviética después de la segunda guerra mundial.


Alrededor de aquella confederación de países del hemisferio norte se estableció una jerarquía de poderes. Por una parte el secretario general, ocupado por un europeo, cumple las funciones de figura pública. Por otro lado, el SACEUR desarrolla la tarea de supremo comandante de las fuerzas de la alianza. Cabe además resaltar, que es un cargo destinado exclusivamente a un general estadounidense. Esta división de roles permite  presentar una imagen “democrática” de la organización frente a la opinión pública mundial, sin embargo de democrática en realidad no tiene nada, puesto que en últimas quien toma las decisiones trascendentales y definitivas dentro de la OTAN es el SACEUR (1).

Aquel liderazgo del SACEUR se debe esencialmente a los cuantiosos aportes que los EE.UU. cotizan a la Alianza Atlántica. Por ejemplo: en el 2015 destinaron el 3.6% del PIB en Gastos de Defensa (2), y los demás estados miembros estuvieron por debajo del 2% del PIB (3). Cifra además exigida por los EE.UU al resto de aliados para el sostenimiento del aparato militar, siendo acordado  en la cumbre de Gales del 2014.

Por otro lado se tiene conocimento que el Reino Unido, uno de los principales socios estratégicos de los EE.UU, redujo su presupuesto militar de 2,7% del PIB al 1,88% (4), al igual que Alemania y otros países europeos.

Viendo las cifras de gasto de las principales potencias en Europa, estas reducciones se pronosticaban ya con antelación. Por tal motivo, la OTAN lanzó su Concepto Estratégico de 2010 donde buscaría ampliar su círculo de amigos cambiando de esta manera su antiguo modelo de trabajo, para atraer nuevos países, no europeos, con los cuales se establecieran cooperaciones militares.

Como resultado de ello nació ISAF: International Security Assistance Force, donde se encontraron por ejemplo: Argentina, que estuvo por un tiempo y luego El Salvador (5) que colabora actualmente en oriente medio.

Ahora el turno le ha llegado a Colombia. País que dada a su experiencia militar en “guerra asimétrica” (6) puede de ser de gran ayuda en la ISAF.

En su momento Joe Biden, vicepresidente de los EE.UU, exigió -de manera intromisoria en los asuntos internos de la nación colombiana- que de una vez por todas Colombia se  involucrara de lleno en las operaciones de la OTAN. Acto seguido, el Presidente Santos envió a su ministro de defensa a Bruselas para que firmase el acuerdo de cooperación con la OTAN, la cual establece un intercambio de información y seguridad militar entre Colombia y la OTAN (7). Tal acuerdo posibilita un mayor control político y militar de los EE.UU sobre la región sudamericana.

Por último, es inaudito hasta donde a llegado la sumición del gobierno de Santos frente a los mandatos del gobierno estadounidense, que sólo buscan sacar provecho de su condición y convertir a Colombia en la Israel de Sudamérica. ¿Hasta cuándo seguirá ese manoseo de este gobierno extranjero a nuestra Soberanía nacional?, ¿dónde está nuestro sentido de pertenencia?,  ¿qué hacer para recuperar nuestra dignidad e independencia?

Ante tales reflexiones, solo espero que sus gentes tomen la mejor decisión y no olviden a los hombres y mujeres que dieron su vida por ver una Colombia para los colombianos y en paz con todas las naciones del mundo.

1 Daniele Ganser, Nato-Geheimarmeen in Europa, Orell Füssli, Zürich, 2015

2 http://www.infodefensa.com/mundo/2015/06/25/noticia-gasto-militar-paises-sigue-debajo-

recomendado.html

3 http://internacional.elpais.com/internacional/2015/03/06/actualidad/1425677378_560604.html

4 Ibíd

5 http://dialogo-americas.com/es/articles/rmisa/features/around_the_world/2013/04/08/feature-ex-4055

6 http://www.uma.es/foroparalapazenelmediterraneo/wp-content/uploads/2014/05/DIEEEO55-

2014_GuerraAsimetrica_C.Pintado.pdf

7 http://dip21.bundestag.de/dip21/btd/18/029/1802926.pdf

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