A los 9 meses de estar
recorriendo los pasillos de la Casa Blanca en Washington, y con muy escasos
logros, Barack Obama recibió el premio nobel de paz en Oslo el 12 de octubre de
2009. El comité que otorga dicho reconocimiento afirmó que el galardón le fue
entregado porque era un “llamado a la acción” y en reconocimiento a sus ideas.
Pero pasaron solo 17 meses
para que Obama autorizara su primera intervención militar en Libia; actuación
tradicional e histórica de los Estados Unidos en el mundo. Según el mandatario
de Norteamérica, aquella operación militar, respaldada por el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas y soportada por la OTAN, era por motivos
exclusivamente humanitarios. Según Obama la intervención era de extrema
urgencia porque: “nosotros sabemos que si esperamos un día más, Benghazi podría
sufrir una masacre que habría resonado a través de la región y manchado la
conciencia del mundo”.
Sus objetivos eran
salvaguardar las vidas de los manifestantes que estaban en contra del
comandante Gadafi, quien lo acusaban de estar asesinándolos, e instaurar una
“democracia” como “había sucedido” en países vecino con la primavera Árabe. Posterior
a la muerte de Gadafi, Obama afirmó con alegría que: “sin poner un solo militar
norteamericano en tierra, hemos logrado nuestros objetivos”.
Tomado del Blog Libia-SOS |
esto último se evidencia en los
ataques perpetrados por esta organización durante el mes de enero de 2016 en
las ciudades de Zliten y Ras Lanouf, lugares de yacimientos petroleros e
importantes para el desarrollo del país.
Hoy Libia está dividido en dos
bandos políticos, los liberales y los islamistas, quienes no han logrado un
consenso político desde el primer intento de elecciones en junio de 2012.
Debido a esto y a diferentes atentados a embajadas de Estados Unidos y
Francia, el pasado 13 de diciembre miembros de la ONU; John Kerry, Secretario
de Estado de los EEUU; líderes de las dos tendencias políticas libias y
representantes de otros 17 países, se reunieran en Roma para acordar “a dedo”
el próximo Primer Ministro, Fayed Saraj, quien tiene como misión, luego de
posesionarse, llamar a la comunidad internacional para una nueva intervención
militar con el fin de contrarrestar el grupo terrorista EI.
Estas actuaciones desnudan el
carácter antidemocrático de Obama, los países europeos con la OTAN y la ONU al
imponer un gobierno sin ser elegido por el pueblo libio. Pero adicionalmente,
se debe tener presente que la nueva intervención militar que desarrollarían
estos países auspiciados por la organización internacional es para apoderarse
definitivamente de las fuentes petroleras, antes que el EI lo haga.
Libia produce 1.55 millones de
barriles por día, es el cuarto país con más petróleode África y es un gran
exportador de esta materia prima a países europeos (Italia 32%, Alemania 14%,
Francia 10%), y Estados Unidos. De ahí que, el otro gran objetivo del nuevo
gobierno libio será pasar el control de la Corporación Nacional de Petróleo de
Libia a privados, cuando ésta había sido nacionalizada por Gadafi y le había permitido
reducir la pobreza, como también mejorar los índices de calidad de vida del
pueblo libio.
Es así que, Obama, el primer
afroamericano que arribó a la Casa Blanca y el premio nobel de paz, se comportó
igual o peor de imperialista que sus antecesores, una cifra que soporta esto,
a parte de su comportamiento intervencionista en Libia y Siria, fue la
autorización del lanzamiento de 23.144 bombas en el 2015.
*Twitter: @AlejandroRayran
Corresponsal Fontibón Somos Todos - Bélgica
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